Todos estamos comprometidos

Vivimos en un constante vaivén de compromisos, a menudo sin darnos cuenta de su impacto en nuestra vida diaria. Desde las promesas que hacemos a otros hasta los acuerdos que asumimos con nosotros mismos, cada compromiso que tomamos tiene un peso y una expectativa asociados que determinan hacia dónde vamos.

Compromisos con nosotros mismos: Estos son quizás los más importantes, pero a menudo los pasamos por alto. Desde que nos despertamos cada día, esas decisiones que tomamos, como dormir un poco más atendiendo a nuestro sueño o levantarnos a pesar de él determinan diferentes caminos. Detenernos y pensar en esos compromisos que estamos asumiendo con nosotros mismos y cómo estamos siendo con ellos, nos va a ayudar a entender por qué estamos donde estamos, pero sobre todo nos va a dar la posibilidad de asumir nuevos compromisos que estén alineados con lo que queremos que pase.

Compromisos con otros: Cuando asumimos un compromiso con alguien más, estamos creando una expectativa. Si decidimos atender o priorizar un compromiso con nosotros mismos que no está alineado con el compromiso asumido con el otro, y no cumplimos con lo prometido, podemos decepcionar a la otra persona, lo que puede afectar la confianza que tiene en nosotros. Es fundamental ser conscientes de nuestras promesas antes de efectuarlas y entender que nuestros actos tienen consecuencias.